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28 nov 2006

Familias españolas acogen a niños y adolescentes de familias inmigrantes

El ayuntamiento de Barcelona impulsará su servicio de acogida temporal de menores, cubierto por familias voluntarias que se hacen cargo de ellos mientras sus progenitores, principalmente mujeres inmigrantes sin apoyo, no pueden hacerlo.
Al momento la ciudad cuenta con 28 hogares que se encargan de niños y adolescentes que se quedan solos por motivos diversos como el de no tener quien les cuide mientras la madre trabaja, esta enferma y necesita hospitalización o cumple condena judicial, estos 28 hogares no son suficientes dado el creciente número de núcleos monoparentales.
El servicio de Acogida Familiar temporal del Ayuntamiento nació en 1983, al comprobar que muchos niños de la Ciutat Vella estaban al cuidado de mujeres de la zona mientras sus madres trabajaban. Entonces el perfil era de mujeres autóctonas, el municipio proyectó en la importancia de regular las acogidas y de que hubiera un apoyo profesional que garantizara que los niños recibieran el cuidado adecuado, como función preventiva, pero en la actualidad el perfil ha cambiado, con la presencia de mujeres de diferentes nacionalidades que necesitan del tal servicio.
Una pequeña historia de acogida familiar:
Esa noche lloró, no era la primera vez que se separaba de Josep Miquel, entonces de 7 años. Pero esta vez no la enviaba a su Colombia natal con la abuela, sino que lo dejaba en Barcelona, muy cerca de ella, con una familia casi desconocida. Llegó a casa, se echó en la cama de su niño, toco su osito de peluche y sintió el perfume de su hijo sin el calor acostumbrado y lloró amargamente. Así lo recuerda Girley Rentería. Explica ella que lo hizo por necesidad. Y esa no era otra que el estar a punto de tener otro hijo, hoy una niña de 7 meses, y estar sola. Solo tiene palabras de elogio y agradecimiento para la pareja que la ayudó hasta que su bebé tuvo un mes.
Girley conoció el programa a través de una asistenta social, aunque como ocurre con algunas mujeres, al principio tienen miedo, “siempre existe un recelo por si te lo van a quitar. Pero en cuanto conocí al matrimonio enseguida vi su humildad”, cuenta esta madre de 31 años, que lo corroboró la verdad durante los 2 meses que acogieron a su hijo.