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| De “Painted boards from Sarhua” |
Estos pintores populares andinos cuentan la historia del pueblo de Sarhua, una remota comunidad andina de Ayacucho- Perú. Las escenas representadas son acontecimientos de la vida diaria, así como celebraciones que nos dan una visión de un mundo mágico de la simplicidad, tradiciones y las creencias místicas.
Tradicionalmente, las tablas se pintan en largas tablas de maguey (cabuya) o eucaliptus a propuesta del "Compadre", padrino de los niños, quienes están construyendo un nuevo hogar. Las medidas aproximadas son de 6 a 8 pulgadas de ancho a un máximo de 10 pies de largo, donde se pinta varias escenas que representan la historia de la familia. Estas vigas o tablones se colocan en el vértice interior del techo de la nueva casa para dar suerte y protección de los malos espíritus.
La primera imagen, comenzando por la parte inferior es por lo general la representación de la sagrada familia. La siguiente escena en mostrarse es el varón o jefe de familia realizando sus ocupaciones cotidianas, posteriormente la mujer también muestra su quehacer diario. Las escenas que llenan mayor espacio de la tabla muestran a los hijos y a la familia en sus diferentes facetas. Para terminar hay dos o tres escenas que muestran el momento de la entrega de la tabla, como testimonio de tal acontecimiento.
Debido al clima de terror y agitación sociopolítica que vivió el Perú en la década de los 80 la mayoría de la comuneros de Sarhua se trasladaron a Lima para salvaguardar su seguridad abandonando sus campos, sus animales, sus rituales y su estilo de vida en los andes; afortunadamente al día de hoy muchos han regresado al pueblo, donde los ancianos que son venerados por su sabiduría están enseñando a las generaciones más jóvenes la pintura (qellqay), tradiciones. Algunos artistas se quedaron en la capital, organizados y asociados, manteniendo viva sus tradiciones, contando sus historias y con el tiempo le han dado una dimensión internacional a sus tradiciones